En los días en que no deseas una taza de café caliente, lo mejor es un café frío
fresco y revitalizante. Tu puedes hacer tu propia infusión en frío en casa.
Este método tarda entre 12 y 24 horas en crearse, pero la espera vale la pena.

Necesitarás
- 250ML (1 Taza) por medida visual de café en grano, molido medio-grande;
- 946mL (4 tazas) de agua;
- 2 tarros o jarras grandes de cristal, con tapas (uno para remojar y otro para
colar);
- Taza medidora;
- Colador de malla;
- Cubitera;
- Cualquier extra que te apetezca (crema, leche, sirope simple, etc.)
Preparación
Mide 250ML (1C) de café molido y viértelo en una jarra o recipiente. El café molido debe ser de grano medio a grueso. Si es demasiado grueso, la infusión será débil y sin sabor. Si es demasiado fino, será amargo y turbio. Añade el agua y remueve para que se impregnen todos los granos.
A continuación, tapa el recipiente y mételo en la nevera durante al menos 12 horas, pero no más de 24. La paciencia es la clave, así que no vayas a colarlo antes de que pasen las 12 horas o te entristecerás con el resultado final. Cuando se acabe el tiempo, cuela el café en la otra jarra y desecha el café molido, y saca la cubitera. Vierte un poco de la infusión fría en el vaso medidor, llena con cuidado la cubitera y métela en el congelador. Estos pueden servir para más tarde.
Si tu infusión está demasiado floja, estos cubitos te servirán para futuros vasos. También se pueden añadir a batidos y smoothies.
Ahora agarra un vaso con hielo normal, vierte la infusión fría y añádele un poco de crema y edulcorante. Date una palmadita en la espalda por el trabajo bien hecho. Con la satisfacción de preparar tu propia infusión fría, ¿qué puede haber mejor?
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